Vagabundeo
por páramos yermos:
La imperturbabilidad
de los lugares abandonados
es mi escenario predilecto para
desmembrar
los pasados,
buscando excusas
para pintar mis canciones
de colores pálidos.
Trepabas por mí como la hiedra
por las fachadas, y del mismo modo
penetraste en mis grietas,
horadando la tranquilidad pétrea.
Te imagino
desperezándote
en tu despertar vespertino
– tu oscuridad a contraluz
de atardeceres flamígeros
suspirando por cualquier gilipollas.
Concluyo, con el consuelo de lo efímero,
que no termino en mis puntos de fuga.
Mis líneas son infinitas
y jamás llegan a tocarse.
Diego J. López