«El pirata» y «Ley de Murphy»

El pirata

En mi barco del amor, cualquier sirena tiene la puerta abierta. No me malentiendan, no es que sea cualquiera la sirena, sino más bien que cualquier preciosa nereida puede hacer olvidar mi orgullo.

Y claro, mi yo caballeroso deja la proa sin candado para que aquellas bellas, puedan cantarme al oído, aunque como buen amante libertino exijo al menos un polvo perdido, si perdido digo, porque nadie gana en el gozoso amor que dura lo mismo que una mirada a un horizonte con un amanecer tardío.

 

Ley de Murphy

Mi vida es una Ley de Murphy constante. Primero porque se inventan lo que soy o lo que digo y encima hacen de ello una Ley. Segundo porque son los otros los que lo dijeron y a esos, ni quisiera se les recuerda. Y tercero porque mi vida es la demostración constante de dicha Ley.

“La Ley de Finagle sobre la Negatividad Dinámica (también conocida como Corolario de Finagle a la Ley de Murphy), suele enunciarse como:

Algo que pueda ir mal, irá mal en el peor momento posible.”

Sara M. Pérez 

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