El Origen del Jazz

Más que un Estilo Musical, una Corriente Cultural, una Actitud Vital

Seguramente todos hayamos escuchado alguna vez a grandes artistas de Jazz como Duke Ellington, Louis Armstrong, Nina Simone o Ella Fitzgerald, y nos hayamos maravillado con sus grandezas musicales. El estilo de Jazz se nos presenta como una forma musical inherente a la piel negra de estos artistas, pero, ¿Qué tienen en común este estilo de música con la raza negra?

La música Jazz surgió como el resultado de la experiencia Afro-americana en Estados Unidos. En concreto su origen se remonta a mediados del siglo XIX en Nueva Orleans, ciudad a la que llegó un gran número de africanos dejando atrás su origen y su vida para ser sometidos a la esclavitud. Nos situamos en unos de los momentos de la historia de máxima explotación y supresión de la raza negra por manos blancas y mentes occidentales. Pues bien, durante el periodo de esclavitud surgieron los espirituales y se desarrolló el blues. Los espirituales eran expresiones musicales cantadas a capela por los africanos al ritmo del pico y la pala mientras trabajaban las tierras de sus amos blancos, era un canto grupal en el que una voz lideraba y con el que mostraban de manera codificada sus deseos de libertad. Sin embargo, el blues surgió como forma musical individual que expresaba el dolor y el lamento de una comunidad que ha sido alejada de sus orígenes, forzada y maltratada. El blues, por tanto, es un grito de lamento y nostalgia marcado por el ritmo de la raza africana, un estilo musical que reluce la brillantez de un sentimiento cargado de espontaneidad, de sensualidad y deseo.

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Sin embargo, como Ana Manzanas y Jesús Benito afirman en La Estética del Recuerdo “tras la emancipación de los esclavos tras la guerra civil, no sólo su estilo de vida sino también sus formas culturales y su entendimiento del universo sufrieron una transformación radical.” Un gran número de esclavos huyeron hacia el norte de Estados Unidos, donde había sido abolida la esclavitud, en busca de una nueva vida, nueva identidad, nuevas oportunidades.

La ciudad del norte de Nueva York, Harlem, fue para el individuo negro la nueva “promised Land” o tierra prometida a les ofrecía nuevas oportunidades, nuevos estilos de vida y nuevas identidades. El nuevo negro buscaba borrar su memoria del periodo de esclavitud. Cuerpos libres y mentes esclavas llegaban a Harlem tratando de adaptarse al vivo e intenso ritmo de la cuidad. Una ciudad con trabajo, expectativas, musicalidad, vitalidad, libertad, lejos de toda segregación racial. Este fue el entorno en el que se desarrolló el jazz. Allí donde el espíritu negro trata de asimilar la velocidad y el ritmo urbano, donde manos afro-americanas entran en contacto con instrumentos provenientes de Europa, donde las voces bluseras de lamento y nostalgia son sustituidas por diferentes voces instrumentales, como el saxofón o el clarinete, improvisando al vivo ritmo urbano. Este naciente estilo de música lleva inherente la cualidad primordial de la esencia africana, el estilo improvisacional que ya resplandece en el blues.

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Sin embargo, el jazz no surgió solamente como un estilo musical, sino que fue un movimiento cultural, un estilo o una actitud hacia la vida. En el periodo de su nacimiento, el jazz estaba asociado con sexo, prohibición, drogas, vida nocturna, etc. Este estilo musical era considerado como una influencia negativa para las nuevas generaciones, ya que se aleja de toda convención anterior -musical y social – dando así prioridad a la improvisación, la libertad y la espontaneidad. Mientras que en Europa se ponía énfasis a la moralidad, modales y costumbres, y predominaban los bailes de salón con vestidos pomposos y piezas musicales en directo interpretadas por unos músicos que leían partituras escritas, en el nuevo entorno urbano Afro-americano el ritmo de vida era tan intenso y tan a contracorriente como el jazz. Predominaban los solos, riffs, improvisación, jovialidad y movimiento y se alejaban del lamento y la nostalgia característicos del blues.

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Por lo tanto, cuando de la blusera “expresión del sufrimiento surge la máxima celebración del impulso vital, capaz de superar toda opresión” hablamos del surgimiento del jazz. Este estilo de música surge como un enérgico e instintivo grito vital, nace del espíritu liberado de toda convención, de toda opresión cantando al ritmo de su comunidad. Jazz es el nuevo negro en su nuevo entorno urbano, Jazz es el himno de las clases más bajas, considerado como inmoral por las clases más altas de la sociedad. Pero cuando el Jazz comienza a tener cierto éxito, el individuo blanco y de alto estatus imita, alaba y se adjudica la grandeza de este estilo musical. Sin embargo, jazz es un producto de la historia Afro-americana. Jazz es identidad e historia.

Mientras la comunidad afro-americana trata de encontrar nuevos yoes, nuevos estilos de vida y nuevas libertades, en esta era del jazz, se viven los mayores excesos de riqueza, corrupción, el auge del materialismo y la superficialidad en la sociedad rica blanca americana. A parte del nuevo negro, en este periodo surge también el nuevo rico y su nueva “moralidad.” Esto se refleja muy bien en El Gran Gatsby, donde Fitzgerald critica a estos individuos con voces “full of money” y mentes vacías de humanidad. La inmensa mansión de Gatsby se llena de desconocidos individuos con vestimentas extravagantes, de falsas y vacías conversaciones, de ginebra y de jazz en directo.24 En la mansión de Gatsby no se mueve más que dinero y corrupción; juventud y nuevos conceptos de estética; materialismo, fama y falsedad.  La era del Jazz estaba marcando una nueva corriente, una nueva libertad. Autodestructiva para unos, liberadora y auténtica para otros.

Mientras que escritores como Fitzgerald tratan de mostrar el ritmo y los excesos de la era del Jazz desde un punto de vista occidental blanco, escritores y poetas Afro-americanos siguen tratando de defender su identidad y su condición negra a través de este estilo. Podríamos destacar a Langston Hughes, icono importante del renacimiento artístico Afro-americano. Con sus obras literarias Hughes habla en nombre de su comunidad, se convierte en portavoz de su raza. Con su estética artística afro-americana Hughes nos invita a evidenciar cómo la literatura y el lenguaje son necesarios para crear identidad. Para ello su poesía tomó el modo y el ritmo de jazz. En un ensayo llamado “the negro artist and the racial mountain”, Hughes afirma que para él:

“jazz es una de las expresiones más inherentes a la vida del individuo negro en América. Jazz es el eterno tom-tom latiendo en el espíritu negro, el tom-tom de rebelión en contra del hastío en el mundo blanco, un mundo de trenes subterráneos, de trabajo, trabajo y trabajo; el tom-tom de la diversión y de la risa, y del miedo tragado por una risa”

Por lo tanto, escritores Afro-americanos como Hughes tratan de crear consciencia racial mediante formas de jazz. Sin embargo, ya no solo la comunidad negra se ceñía al jazz como modo de liberar su identidad, sino que las nuevas generaciones americanas empezaron a utilizar y asociar este estilo con la pura espontaneidad y la libertad vital. Un buen ejemplo de esto son los artistas de la generación beat. Los miembros de esta generación percibieron la música y la poesía jazz como fuertes potencias en contra de las convenciones literarias y sociales. Iconos importantes de esta generación como Kerouac o Ginsberg consideraban el jazz no solo como un estilo musical y literario sino como un modo de vida. Howl4

El poema de Ginsberg, Aullido, es un ejemplo clave de como las obras de la generación beat son pura espontaneidad y vitalidad. Este poema es un grito agresivo contra la cultura autodestructiva americana de la época que estaba arruinando, como el propio Ginsberg manifiesta; “las mejores mentes de mi generación”. Es un grito con intenso ritmo, carácter improvisacional marcado por drogas, sexualidad, locura, y los excesos de la humanidad. Estos escritores tomaron el carácter espontáneo e improvisacional del jazz para crear algo propiamente suyo alejado de toda convención literaria occidental. Esta generación de artistas mantiene el beat o latido auténtico y agresivo de la vida. La banda sonora de su arte no podría ser ni pop, ni rock, ni funk, sino puro y auténtico jazz. Un estilo musical lleno de sensualidad, éxtasis, variación, ritmo e intensidad, mostrando así una espontánea y auténtica manera de vivir.

Por lo tanto, aunque el Jazz nace en un entorno urbano bajo manos afro-americanas, aunque Jazz sea la musicalidad del espíritu y de la identidad negra, este estilo de música acaba por convertirse en una actitud, en un ritmo vital, en un símbolo de libertad y espontaneidad para toda la sociedad.

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