Ser consciente de las propias faltas es el primer paso para avanzar. Una encuesta realizada en diciembre de 2015 por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) reflejaba que aproximadamente la mitad de los españoles reconoce estar desinformada sobre temas medioambientales. No es extraño entonces que, a comienzos de 2016, los españoles no consideraran el cambio climático entre sus principales preocupaciones, según el CIS.
Admitiendo que el cambio climático es la principal amenaza para la humanidad, es cuando menos llamativo este desinterés público. No puede entenderse esta situación sin la influencia de los grupos más poderosos a nivel internacional, que promueven una desinformación calculada para que sus intereses a corto plazo no se vean comprometidos. Y, pese a diferentes movimientos sociales, protestas o emergentes partidos verdes que evidencian una mayor preocupación, esta es insuficiente. Dos buenos ejemplos sostienen este punto de vista.
Por una parte, el acuerdo alcanzado en la Cumbre de París fue calificado por los medios de comunicación de mayor cobertura como histórico. No obstante, dicho acuerdo representa únicamente la buena voluntad de los países para combatir el cambio climático pero no una legislación vinculante y, por tanto, tampoco contempla la posibilidad de penalizaciones económicas por incumplimiento de objetivos marcados. Por otra parte, los dos principales partidos de España se presentaron a las elecciones con programas electorales inconcretos y vagos en lo referente al cuidado del medio ambiente, mostrando tan solo una buena disposición de protección de lo verde. Así, el Partido Popular afirma que “dará pasos adicionales para lograr una economía con menores emisiones de carbono” y que serán más efectivos en “la lucha contra el cambio climático”. ¿Qué pasos? El impuesto al sol no es precisamente la dirección más correcta para tal objetivo. Por otro lado, el Partido Socialista no es especialmente conciso cuando expone que recuperarán “políticas del Cambio Climático” ¿Qué políticas? ¿Aquellas de ayer que sabemos hoy son insuficientes?
Tan solo con una conciencia social comprometida en la acción contra el cambio climático se obtendrá la correspondiente acción gubernamental, en una tarea que es, huelga decirlo, internacional. Aquí es, por tanto, imprescindible hablar de la mayor potencia mundial en la actualidad.
Estados Unidos está inmerso en la elección de los candidatos a la presidencia de los próximos cuatro años. Aunque el 99% de la comunidad científica está de acuerdo en que el cambio climático existe y que se debe principalmente a la actividad humana, los candidatos republicanos a la nominación niegan las evidencias. De hecho, Donald Trump llegó a escribir en Twitter hace unos años que el calentamiento global fue creado por los chinos para conseguir que Estados Unidos no fuera competitivo. Ted Cruz, el único candidato con opciones de apartar a Trump en la nominación republicana, asegura que el cambio climático es una teoría pseudocientífica que sirve como excusa para que el gobierno adquiera más poder del que le corresponde.
Afortunadamente, el bando demócrata parece más dispuesto a tomar medidas eficaces contra el calentamiento global. El presidente Barack Obama rechazó recientemente la construcción de un oleoducto de 1.900 kilómetros para el transporte de petróleo, siendo aplaudido por colectivos ecologistas. También la candidata que lidera la carrera por la nominación demócrata, Hillary Clinton, ha mostrado su interés por la lucha contra el cambio climático; el otro candidato demócrata, el socialista Bernie Sanders, es el más preocupado y decidido a combatir el cambio climático, siendo este tema uno de los ejes de su campaña política.
A todo esto, a finales de marzo, la revista Nature publicó un artículo en el que unos investigadores de Estados Unidos estudiaron las consecuencias del cambio climático sobre la Antártida, teniendo en cuenta diferentes variables que anteriormente no fueron sopesadas en los modelos de estudio. Concluyeron que el aumento del nivel del mar, uno de los efectos más dramáticos del cambio climático, será mayor aún de lo que se predijo. Este reto mayúsculo que afronta la humanidad necesita la conciencia, movilización y acción ciudadana, porque el momento de las soluciones es ahora. Cuestión de prioridades.
Juan Andrés Moriano