Motivos u Oda a la loca
Contra ustedes hombres
–que sueñan un porvenir oscuro,
una igualdad confusa,
una sombra romántica de piedra,
una piedad derretida, temerosa,
una habitación de césped y asfalto –
no tengo nada.
Contra ustedes –capullos
mediocres, reprimidos, acabados.
Tejados de la muerta noche,
desafíos perdidos de antemano,
esdrújulos tildados por sistema,
palabras sin son: seres plásticos.
Contra ustedes, estatuas castradas…–
no tengo nada.
Contra ustedes – enajenados
de paterna leche,
asombros de vuestra ley propia, viril e impura;
militantes de épocas pasadas,
alienados de caderas y pechos flácidos,
sedientos por amaros, cobardes por ser más putas…–
no, no tengo nada.
Pero vosotros libres sinvergüenzas,
mal y bien hechores de la noche,
vírgenes “discretos”, amantes,
en fin,
iguales míos,
borrachos, zorras, alatinójenos,
bujarromáticos Maries
del gran gremio.
Contra vosotros que me habéis hecho
a vuestra bajeza y semejanza,
que me habéis despojado del insomnio,
que me habéis dado el cansancio dulce del abrazo,
de unas piernas conocidas,
de una voz rotunda como la mía,
y una realidad oscura y deseada…
Con vosotros tengo mis dudas.
Vosotros palomas desangradas en el viento.
Vosotros uranistas insolentes
que me volvéis loca,
me derretís, me amáis a mi manera,
sucios de mis escupitajos intelectuales,
de mis putas promesas incumplidas,
de mi dolor por el ayer
y el desprecio al mañana,
del olor rancio a habitación ocre
de mis injurias y mis gritos de abandono,
de toda esta mierda de besos imaginarios
verdes, blancos, verdes….
de esas tazas de chocolate belga en el pubis,
del ombligo lleno de mis hijos, de mis sobras…
Con vosotras, que me habéis hecho
a vuestra imagen y semejanza,
y conmigo mismo, al fin, ya tengo dudas.
Vosotros ratas de vuestra propia cloaca,
divas sin pecho, sin coño, pero con cojones.
Conocedores del secreto mayor del hombre:
del hambre y del engaño,
del sucio sexo,
de la fórmula explícita de ser,
de escribir,
de comportarse….
Vosotros que os llamáis en femenino,
que usáis pelucas de espectáculo
para taparos las canas y las calvas,
que os morís por 20 cm. en lo oscuro,
que borrachos hacéis el paseíllo de Santiago,
y derramáis sobre la negra lava de las playas
vuestros propios seres de sufrimiento.
Contra vosotros, por que os amo,
por que me llenáis,
porque hacéis que olvide,
que no piense,
me hacéis vomitar la inteligencia
con zumo de naranja y granadina.
Contra vosotros que tenéis la lengua larga,
la cara afilada,
la oreja puesta,
el ojo dilatado,
la automática sonrisa,
el alma que palpita y guiña,
la eterna razón de las razones,
y sabéis engañarme aunque os cuesta…
Con vosotros
tengo
mis serias dudas.